A través de la ventana,
las personas con prisa
parecen notas de música
descoordinadas,
intentando evitar la
lluvia
ajenas a mi mirada.
Desde la calle,
los edificios se imponen
sobre cualquier canción
o persona individual,
estableciendo su permanencia,
consciente de cada
inconsciencia,
narcisistas por
“naturaleza”.
Por el alcantarillado
se escabullen las
traiciones,
cientos de ellas
colándose entre las
grietas,
compitiendo por entrar
primero
sin preocuparse por las
que quedan fuera
ni por el otro lado del
agujero.
Desde el cielo,
debe parecerte tan
absurdo todo esto…
Tal vez así sea,
pero aunque no lo fuera,
así me parece todo
desde que te echo de
menos.