jueves, 17 de agosto de 2023

Las casualidades no existen, en serio

 
















¿Será que el culpable de todo esto
fue un poema?
Ni tú, ni yo,
solo mi necesidad irrevocable de ser,
solo ser
y que se quede quien quiera
y quien no,
fuiste tú.

Culpa de quien sea
o dejemos de ser,
del pecador que lanzó la última piedra
del ciego que no quiso ver
de que con la cabeza en tu pecho
se pensaba mejor
y el amanecer nos daba las buenas noches.
 
Sea como sea, ambos tenemos otras.
Otras tantas, otras cuantas.
Solo otras, otras, otras
porque aquí no queda nada,
dos opciones:
Ver como nos comen los gusanos
o seguir caminando tras el funeral.

Esta vez no me quedo
-podría-
pero esta vez no lo siento.
Necesitaba que pasara
y necesitaba tanto verlo pasar,
que intenté poner culpa
donde solo debió haber causalidad.