Las agujas del reloj me hacen burla,
las mismas que antes usabas
para inyectarme en las venas
tu energía,
tu alma entera
o una versión de ella.
Todos me dicen que sí,
que piensas en mí como yo
en ti.
Tal vez ya se haya
empañado el cristal de tu coche
o te haya dado por releer
conversaciones.
Quizás Leiva suena más en
la radio estos días
o eches de menos una
pizca de poesía.
No me líes
entre las cuatro mismas
canciones
que rápido se
convirtieron en silencios.
Pocas veces me has
hablado tan alto
y claro
que ibas a hacerme daño.
Te escuché cuando lo
dijiste
y me dio igual.
Finales prematuros
que nos parten en dos
casi a hachazos
para que sigamos nuestros
caminos.
Yo me he parado en el mío
y se me está llenando la
boca de hormigas
hambrientas de la miel
que te has dejado en mis labios
pero me quiero más de lo
que me gustas
y, qué decirte, es una
putada.