Hoy ha habido una tormenta de
libélulas en el metro
y
está todo el mundo llorando.
Cabeza-abajo se ve todo mejor
en esta sociedad de mierda
que no sabe que está patas
arriba.
¿De dónde sale tanto odio?
Luchadores enamorándose de
egoístas,
otro tren del que nadie se
bajará nunca
y cuatro idiotas sonriendo
porque llorar sabe todo el
mundo.
Con la piel de valiente y tres
balas anónimas,
un(a) gallina sin arma
y una sonrisa de mi parte.
Cada decepción es otra
oportunidad,
pero ni el tiempo cura nada
ni autolesionarte con un clavo
nuevo
va a hacer que el primero
duela menos.
Dos mujeres con el dedo
corazón en alto
comiéndose la boca
frente a la del metro;
por ahí sigue la mona
que vestida de seda
ha querido ser princesa
y ha acabado sorda
de tantas palabras necias.
Retiraron el mordisco a la
manzana,
robasteis la lengua a la
serpiente
y el justo se ha roto la mano
de tanto tirar la primera
piedra.
Mientras tanto, yo
he perdido el último autobús
desde Moncloa
que iba a llevarme a tu
espalda.
No lo necesito,
Eva se creó ella solita.
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