martes, 26 de mayo de 2020

Sábado santo


















Voy a crecer como una rosa
entre las grietas de paredes
que un día tuvieron cuadros
y esperar a que me recojas
como si no significara morir.

Van a crecerme pétalos entre las piernas
que querrás deshojar
como si lo necesitaras
para saber que sí te quiero.

Excusas baratas que agachan la cabeza
al encontrarse contigo
y mi sombra sonámbula
huyendo de tus palabras.

Me iría hasta el fin del mundo
con tal de no volver a escuchar tus gritos.
Haces que tenga que pedirme perdón;
dices quererme, y lo peor es que te creo.

A veces creo verme a través de tus ojos,
que he aprendido a confundir con los míos
como si hicieran constante competición
sobre quién puede verme peor.


martes, 12 de mayo de 2020

¿Dónde nace tu miedo?





















No hay agujas suficientes
para indicarte cada hora
que he pasado echándote de menos.

Hacemos tiempo mientras él llora
porque siempre seremos muy bonitos,
multidimensionales
para él, ajenos,
pero ningún momento es el nuestro.

La piel cubierta de flores,
tirada en la hierba en lo alto de una colina,
a sus pies, un charco que veo lago
y a los míos, mi trocito de mundo.

Voy a ser quien siempre supe maltratar,
callar, escupir, arrancar el pelo.
Voy a seguir naciendo,
van a seguir dándome luz,
siendo la que necesitaba en el túnel
que se convirtió en laberinto
y del que me he sacado yo sola.

Voy a abrir los ojos
y los brazos,
encontrar el miedo
y guardarlo en el cajón de arriba,
hacerla mi colina,
hacer mi vida entera mía
y entender de una puta vez
que todos los momentos son el mío.

martes, 5 de mayo de 2020

La teoría de la nada





















He vuelto a buscarte
mientras dormías a mi lado
y no te he encontrado.
He visto tus sueños,
como una película en blanco y negro
que visto mil veces
por primera vez
y mil veces deseé que.

No consigo salir del agujero
(en el) que (me) creaste
y mis hombros siguen sangrando
por haber llevado
-durante tanto tiempo-
el peso del mundo sobre ellos;
pero si eres capaz de quedarte dormido oyéndome llorar,
no me quieres.

¿Y qué pasará cuando te vayas?
Llegará el miedo a cerrar heridas,
porque las cicatrices no duelen.

Solo tienes que agitarme
para oír todos los cristales rotos
moviéndose dentro de mí.
No hagas ruido,
puede que tengan una historia que contar.

Sobre.

Cómo cambian las cosas
con un “hasta mañana”
de los de ayer,
de dos extraños
que se extrañan
que no saben ya
(a) nada.