viernes, 27 de noviembre de 2020

Veintidós cero cinco

 

El mundo entero metido dentro de un globo de agua,
un niño a punto de pincharlo con un alfiler
y el neceser gritándole “por favor”
y a palabras necias… 

Una conversación.
Y los pelos de punta hasta el principio
de la lengua
de mis dedos y mi pluma,
tu cuello y otro atardecer. 

Árboles creciendo entre tus costillas,
tus dedos por raíces.
Ceniza por el suelo, tu cuello
y un jarrón construyendo la ciudad. 

Un beso y convertirte en humo.
Tormentas, pero no tengo miedo.
Salgo de mi propia piel y la dejo en el suelo,
Eva me hace el amor
y en mi vientre creces tú. 

Quince hasta mañanas y tres cascabeles,
serpientes mutiladas,
hormigas sin escudo
obreros sin seguro
para sus hijos y tres secretos
cazados poniendo cuernos
a todas las cuervas de la ciudad
que coleccionaban ojos
a quienes las criaron como suyas.