Tengo un barquito de plata
y sal entre los dedos,
recuerdos que se toman con hielo
y unas suelas que no andan.
Tengo arena en el pelo,
pero ningún arrepentimiento
-de las playas, cumbres y acantilados,
me quedo siempre con tus besos.
Tengo el sol en mi pecho,
las nubes deshaciéndose en mis mejillas
y gatos callejeros
colándose por mis rendijas.
Viven en mis ojos las gaviotas,
vuelan;
y en lo alto del faro,
tu risa
haciéndole cosquillas
a los errores que escondo
a la vuelta de mis esquinas.
Las dunas me envuelven,
acogen,
me arropan en ellas
-lleno los pulmones-
me dicen que cierre los ojos:
empieza la lluvia de estrellas.
jueves, 15 de junio de 2023
LPDGC
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